
La idea del Comisariado de Refrescos procede de una mítica película de Billy Wilder, y me pareció muy interesante llevarla a las jerarquías militares de un universo futurista. ¿Acaso existe algo más terrible que un comisario enviado por el partido para comprobar que no tomas refrescos subversivos?
El coche de juguete que tomé como base es un FIAT 128 Rally de una marca española, reedición de unos juguetes populares de los años 70. Me costó 50 céntimos de euro en un mercadillo.
Me pareció perfecto por su aspecto soviético, que recuerda a los Lada, basados en el mismo diseño.
Fue necesario hacerle los cristales, con una cartulina cortada, que fueron complicados de encajar por la forma de la carrocería. También se le cambiaron las pequeñas ruedas originales por unas más adecuadas, sacadas de un juguete chino. Una vez pintado se le añadieron algunas calcas.
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